Los Cinco en Barajas
Aparte de esto, la navegación ha sido plácida y trufada de cabezadas por parte de los señores de Labarquilla y de Raúl, los tres de fácil durmición. No así Ana y un servidor, algo más exquisitos en esto de los sesteos.
Una vez desembarcados en el aeropuerto de Ataturk, Ana ha sentido la imperiosa necesidad de meterle nicotina al cuerpo serrano, con lo que tras pasar al galope el pago del visado y control de pasaporte, hemos salido a la calle a echar unos pitillos.
Y dado lo avanzado de la hora nos decidimos pillar dos taxis para ir a nuestro hotel en lugar de meternos en metros y tranvías, con los baúles de aquí para allá. Rezando a los doce apóstoles para que evitaran la clavada de rigor hemos conseguido que nos cobren menos de lo que los blogs consultados nos indicaban.
Una vez tomada posesión de nuestro hotel (nos podremos acostumbrar a él), hemos salido al encuentro de Estambul; paseo junto a la Mezquita Azul, el Hipódromo (pa lo que queda le podían llamar "El Parque Grande"), un rápido vistazo a santa Sofía de lejos y, como había ganas, nos hemos sentado en una terraza a empujarnos diez birras como diez soles.
Luego, a dar cuenta de unos doner kebabs magníficos, tes de la tierra y una pipa narguilé o como se llame para coronar la jornada.
Estoy convencido de que esta ciudad nos a a encantar; lo poco que hemos visto así lo corrobora.
Felices sueños desde Estambul.
Este año no ha habido empacho de empanada por exceso de equipaje? besos
ResponderEliminarMuy buenas tardes cristianos,
ResponderEliminarMe congratulo de vuestro buen comienzo de la cruzada emprendida, pero os aviso de que tendréis que pelear cada peseta con estos gitanos otomanos. Y lleváis la de perder, que llevan siglos engañando a todo el que pasa por el estrecho.
Rezos por vosotros,
JAVIER
Pero que envidia me dais!!!!!!, vais a disfrutar como enanos, me alegro mucho por vosotros, yo de momento me conformare con seguiros por aqui. Un beso para todos
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