De buena mañana hemos hecho el pardillo pagando 6 eurakos en un parking situado enfrente de otro que costaba la mitad; para llorar nuestras penas hemos entrado a ver la catedral. No debe de tener más de 50 o 60 años y a mi me ha resultado insulsa; lo que queda meridianamente claro al entrar en las iglesias irlandesas (también fijándose en la vida cotidiana de los irlandeses) es que este país es más católico que el rey Fernando.Luego hemos dado una vuelta por el centro de Galway y nos ha gustado el latin quarter, animado y con encanto que se dice. Nos hemos propuesto volver por la noche.Pero las islas de Aran nos esperaban y no han defraudado; el ferry ha salido puntual del pequeño puerto de Ros an Mhil (en élfico) a las 13h rumbo al oeste, surcando los mares con una recua de turistas y algún residente mas dos perros.
Hemos vuelto a pedir medio litro de sidra en lugar de medio litro de Guiness en el bar del Titanic y lo hemos solucionado, vaya que si.
Una vez desembarcados, hemos alquilado dos bicis y como nuestro inglés no es de Oxford (aunque Raul podría ser de Cambridge), hemos sumado los 20€ del alquiler más los 20 de la fianza, con lo que hemos pasado del día pensando que lo del parquing había sido un juego de niños comparado con la clavada de las bicis. Pero han sido legales y nos han reembolsado los 20 iuros al final de la jornada.
Inishmoon, que es la que hemos visto de las tres, la mas grande, no deja indiferente; piedra desnuda, alguna vaca, peñasco expuesto a los vientos y lluvias del Atlántico, una colonia de focas; la vida en las islas he debido ser de padre y muy señor mío, miseria y compañía, soledad y de mucho penar. Pero son hermosas como ellas solas.
Nos hemos cruzado la isla para ver un fuerte-ciudadela de 2000 años de antigüedad llamado Dun Aengus. Los elfos borrachos del Eyre lo llaman Dun Aon Ghasa. Habitado desde el 1000 aC hasta el 1000 dC, es un enorme semi círculo de doble muralla de piedra, en lo alto de una colina desolada y en lo que parece el fin del mundo; solo tiene defensas por el lado de acceso, por el otro no lo necesita. Un abismo de 80 metros a pico el océano es suficiente disuasión ante cualquier ataque. Impresionante, sobrecogedor lugar no apto para personas con vértigo.Y ya de vuelta, hemos regresado a Galway donde ya nos ha costado encontrar alojamiento ya que aquí, a las 21h, ya está todo hecho. Pero hemos tenido algo de suerte y hétenos hospedados en casa del señor Rowands, que nos ha salido en calcetinas y CECEANDO de nuevo con el puto thity five transformado en “chirchi fai”. Debe ser cosa del gaélico, no puede ser tanta coincidencia.Anotar únicamente que mientras hablaba se le movía la dentadura.
Total, que como por la mañana nos habian llamado la atención las calles del Latin Quarter (al final ha caido una chaketa de lana pa Jesus y una cazadora pa mi) allí que nos hemos ido a empujarnos un fish & chips (que llevaba 100g de fish y 900g de chips) con bien de aceite. Luego una Guiness mas antes de volver a casa del señor Roper pero no hemos aguantado mucho porque los irlandeses son muy de darte conversación sin que se la pidas. De camino al coche nos hemos encontrado un rito pseudotribal en honor a Roscommon, señor de las Midlands (con sacerdotisas del fuego y todo), pero eso ya es otra historia…
Mañana entraremos en el condado de Roscommon, apetitoso nombre. Tiraremos pal norte y ya os contaremos.
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